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La trampa ucraniana, ya en preventa

La trampa ucraniana

La trampa ucraniana es un ensayo sobre lo que ha acontecido en la guerra de Ucrania y, ante todo, sobre lo que no ha acontecido y lo que han ocultado.

Cuando un mundo convulsionado y en cambio, que amenaza con intensificar la conflagración a gran escala, es relatado y reducido a la sempiterna lucha entre el bien y el mal, democracia contra autocracia, eso sólo puede significar una cosa: nos han hurtado el derecho a debatir, a discernir entre lo posible y lo inventado, entre hechos probados y propaganda. Como en otros tiempos, estigmatizadas, arrinconadas y censuradas las perspectivas pacifistas en nombre de conceptos como derechos humanos o libertad ―siempre utilizados según el caso y alineados con los intereses occidentales―, se pretende imponer una única opción: la guerra. Una guerra, la de Ucrania, sembrada con mimo por quienes han encontrado motivos para que, pese al coste en vidas humanas y sufrimientos, diera inicio y aún hoy continúe.

¿Qué sabemos realmente del conflicto desde que se iniciara en 2014? Esta es la pregunta a la que responde el exteniente del Ejército español, Luis Gonzalo Segura, para exponer las pocas evidencias con las que a día de hoy contamos y rescatarlas del ostracismo impuesto por el indiscriminado bombardeo de medias verdades, mentiras, exageraciones, predicciones aventuradas y desinformación vertida desde distintas posiciones del tablero de ajedrez geopolítico.


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Guerra de Ucrania: Basta ya de mentiras, medias verdades y desinformación

El engaño de hoy será el lamento de mañana. Por ello, no solo hay que describir lo que está sucediendo desde múltiples puntos de vista, sino que también es necesario intentar alcanzar las razones por las que acontece. No es sencillo y, seguramente, no lo consiga debido a las múltiples limitaciones que poseo, pero es lo que he intentado hacer. Este es el resultado en quince puntos. No es una lectura cómoda ni corta, pero creo que necesaria.

1.- Ni Estados Unidos ni Europa están en contra de la guerra. Sin duda, este es el mayor embuste de todos, pues el ‘No a la guerra’ realmente es ‘No a la guerra de Ucrania’. Pruebas de ello, tanto presentes como pasadas, hay en todo el planeta: Yemen, Palestina, Siria, Irak, Afganistán, Sahel, Libia, Argelia… De hecho, la mayoría de las armas vendidas a Arabia Saudí para la matanza de Yemen, por no decir todas, han provenido de países de la OTAN, destacando muy especialmente España, más de 1.300 millones de euros desde que comenzó el conflicto (al menos 932 millones hasta 2017; 270 millones entre 2018 y 2019; y 103,4 millones de euros entre 2020 y 2021, el primer semestre), que con las corbetas se convertirán en más de 3.300 millones de euros. La OTAN, y España, no solo han armado al agresor, sino que se han lucrado hasta límites absolutamente obscenos. En Yemen han perecido, según la ONU, más de 377.000 personas, de ellas, más de 120.000 niños menores de 5 años. Como los cuarenta que fueron aniquilados en un autobús escolar. La coalición aliada de la OTAN ha bombardeado colegios, hospitales o mercados.

2.- Europa exhibe un comportamiento supremacista y racista con respecto a los refugiados. La Unión Europea ha decidido que solo protegerá a los refugiados ucranianos de la guerra de Ucrania, por lo que una mujer, un anciano o un niño que se refugie de la guerra de Ucrania pero no sea ucraniano quedará excluido. Por si no fuera suficientemente obsceno desamparar a refugiados de la guerra de Ucrania por el hecho de no ser ucranianos, lo cierto es que a los refugiados sirios se les vendió por entre 3.000 y 6.000 millones de euros a Turquía y en España u otras partes de Europa se apalean a migrantes que intentan cruzar la frontera y se les devuelve vulnerando los derechos. Incluso en las fronteras de Polonia y Lituania con Bielorrusia, recientemente se apalearon migrantes. Muchos de ellos provenientes de guerras de la OTAN, como Irak o Afganistán.

3.- Europa está sometida a Estados Unidos, no es independiente. Los propios líderes europeos han expresado en múltiples ocasiones que deben tomar el control de la política exterior (Emmanuel Macron, por ejemplo). Además, existen miles de militares y decenas de bases norteamericanas en Europa. Ningún ente, nacional o supranacional, puede ser soberano si no controla su política exterior, carece de ejército propio o sus fuerzas militares están subordinadas militarmente a otro país y tiene en su propio territorio bases y militares extranjeros (solo en Alemania, más de 30.000 militares norteamericanos). Solo el engaño mediático impide que muchos europeos comprendan realmente su estado de sumisión a Estados Unido. Tal es el estado de sumisión europeo que en la reciente crisis fue Estados Unidos y no Europa quien dialogó con Rusia.

4.- La OTAN es una organización militar que instala bases militares y armas. Por lo tanto, es comprensible que Rusia se sienta amenazada por la expansión de la OTAN. Tal es la situación, que el actual jefe de la CIA, William J. Burns, aseveró en los años noventa que “la hostilidad hacia la temprana expansión de la OTAN se siente casi universalmente en todo el espectro político interno aquí [en Rusia]”. En 1997, medio centenar de expertos en geopolítica firmaron una carta en la que aseveraron que «Creemos que el actual esfuerzo liderado por Estados Unidos para expandir la OTAN… es un error político de proporciones históricas» que «perturbará la estabilidad europea». Esta información tiene poco de sospechosa, pues lo ha explicado Ronald Suny, profesor de Historia y Ciencias Políticas de la Universidad de Michigan en la BBC.

5.- En la primera fase, la muerte de civiles en la guerra de Ucrania benefició en múltiples términos a Europa, Estados Unidos y la OTAN. Es cruel, es duro, pero es la realidad geopolítica. Cada muerto en la guerra de Ucrania, al menos en los primeros días, sobre todo los civiles, beneficiaron a Occidente. Es por ello por lo que Rusia extremó en la medida de sus posibilidades el bombardeo de civiles, incluso avisando con antelación de sus objetivos. Los muertos en Ucrania fueron una losa geopolítica, pero también política, para Rusia, dado que, cuanto mayor sea la cifra, mayor será el desgaste internacional, pero también el desgaste interno. Desde Occidente se asevera que han fallecido más de 10.000 rusos en lo que va de guerra, de ser así, será un golpe terrible para Rusia. Y de continuar un desgaste semejante, el gobierno ruso podría encontrarse en serios problemas. Sin embargo, en los últimos días, la situación podría haber tornado o podría hacerlo en una fase posterior, ya que Rusia podría optar por el bombardeo de civiles masivos para rebajar la moral ucraniana y desgastar a la población. Esta es una situación que está por ver, pero hay múltiples medios que llevan días denunciando esta práctica. El problema, en este caso, radica en la baja fiabilidad de los medios de comunicación y las informaciones oficiales ucranianas. No es lo mismo bombardear de forma indiscriminada que cometer errores y, tristemente, ello es algo que muchos pueden llegar a descubrir. De ocurrir, no solo estaríamos ante un crimen de guerra y un acto brutal e injustificado, también ante un episodio infame.

6.- El escenario más beneficioso para la OTAN es un conflicto estancado temporalmente. De nuevo, nos encontramos con una aseveración perversa, pero este es el escenario preferido a nivel geopolítico. De hecho, ya en fechas anteriores a la guerra varios medios insinuaron que Ucrania se podría convertir en el ‘Afganistán’ del siglo XXI. Incluso, hoy mismo, en El País juguetean con la idea. Pero ello solo es posible en un conflicto estancado, en el caso de ser conquistada militarmente, el pueblo ucraniano, a priori, no debería comportarse como el afgano. Primero, por la proximidad en múltiples sentidos, lo que facilitaría su asimilación; y, segundo, porque carecen de la experiencia afgana, un país que lleva décadas en guerra.

7- Europa podría parar la guerra, pero no lo hace porque ello supondría un esfuerzo económico que no está dispuesto a asumir y que afectaría de forma más considerable a las élites europeas. Tal y como sostienen expertos en la BBC, si hay una medida que podría terminar con la guerra en Ucrania esa es el corte del gas ruso, pero ello provocaría un escenario inflacionista cuyo mayor impacto debería ser asumido por las élites europeas, pues la ya de por sí existente inflación haría insostenible que tal golpe fuera asumido por los estratos bajos y medios europeos. Además, provocaría que los países más ricos debieran financiar a los más pobres. Ni los europeos más adinerados ni los países más ricos están dispuestos a ello. Eso es lo que les importa la guerra de Ucrania y los ucranianos.

8- Occidente está engañando a los europeos para fortalecer la OTAN y aumentar el gasto militar.Europa gasta 198.000 millones de euros al año, casi cuatro veces más que Rusia, que gasta 51.200 millones de euros, y tiene entre 400.000 y 500.000 militares más que Rusia. Por lo tanto, ni necesita más gasto militar ni necesita más militares, sin embargo, los políticos occidentales están aprovechando la guerra para aumentar el gasto militar a costa del gasto social (en tres años, solo el gasto militar de Alemania será casi un 50 % más que Rusia). Por el contrario, la solución real para pacificar Europa pasa por la independencia de Europa, la creación de una asociación paneuropea, incluyendo un ejército europeo y el restablecimiento de relaciones con Rusia. Ello no quiere decir convertirse en un felpudo de Rusia, sino dejar de ser el ariete de Estados Unidos. Y si se prefiere seguir dependiendo de Estados Unidos, existen alternativas energéticas para dejar de depender de Rusia, como las bombas de calor o las energías renovables. Alternativa que fortalece a Europa, aunque por sí mismas no resuelven la cuestión esencial del conflicto. 

9- Occidente está aprovechando la guerra para aumentar la censura y emprender una caza de brujas. Cerrar medios de comunicación, tal y como se señala en un medio como RTVE, no es combatir la desinformación, es censurar. La desinformación se combate con información veraz e independiente, algo que, como vemos, escasea, y mucho, en los medios occidentales, los españoles incluidos. Esta circunstancia, que ya se vivió en Estados Unidos tras el 11S, no va a traer nada bueno a Europa.

10.- Antes o después la guerra, los ucranianos dejarán de importar en términos mediáticos y Ucrania se convertirá en un estorbo geopolítico. Esta es una aseveración basada en mi propia experiencia y la información existente en lo que he leído y analizado. Los medios de comunicación necesitan estímulos nuevos, y la guerra en Ucrania hoy es el mayor estímulo existente, pero, antes o después, la gente comenzará a cansarse del tema y ello provocará que los medios rebajen su atención y, poco a poco, marginen lo que sucede en Ucrania. Un día, antes de lo que muchos piensan, Ucrania será un reporte sin relevancia en los medios. Incluso desaparecerá. Desde el punto de vista geopolítico, Ucrania se convertirá en un estorbo, porque lo cierto es que solo es un producto de ‘usar y tirar’. Ciertamente, solo hace falta haber leído libros de historia para comprobarlo. De hecho, con el paso del tiempo y en función de futuros acontecimientos, puede que ni siquiera ocupe más atención para historiadores o analistas de lo que ocupan otros conflictos.

11.- Europa no hizo todo lo posible por alcanzar la paz. No forzó a Ucrania a cumplir los acuerdos de Minsk y permitió que gran parte de la ciudadanía rusa de Ucrania, más de ocho millones de personas, sufriera todo tipo de violaciones. Literalmente, como el resto de Occidente, se olvidó de una guerra que no comenzó hace unos días, sino hace ocho años. Tampoco llegó a un entendimiento respecto de la seguridad europea ni comprendió la magnitud de lo que podría suceder: realmente la neutralidad de Ucrania no merece todo lo que está sucediendo y lo que queda por suceder. Creo que muchos no son conscientes. Haber cedido en la neutralidad de Ucrania habría sido lo más razonable y si hubiera habido más demandas, ello sería diferente. Eso no quiere decir ni mucho menos que se haya producido un genocidio en el Donbass, lo que hoy parece falso, pero la población de origen ruso ha sido duramente presionada en estos años, lo que ha dejado más de 14.000 fallecidos en estos años. No es una cifra para tomarla a la ligera. A pesar de ello, ni Europa ni los medios de comunicación han hecho nada por esta población ni por este problema.

12.- Rusia ha cometido un crimen invadiendo Ucrania. Sin duda, la invasión rusa de Ucrania es un crimen que no debe pasarse por alto. No solo por lo que ha supuesto, sino por cómo se ha realizado. Una intervención que, incluso en términos geopolíticos, puede llegar a constituir un error fatal, aunque para ello es necesario tener paciencia, pues los tiempos geopolíticos no son los humanos. Geopolíticamente, una anexión del Donbass o incluso del sur y el este de Ucrania, siempre que ello se hubiera realizado de forma rápida e indolora, podría haber sido relativamente aceptable, pero una invasión en toda regla que, incluso fracasada la operación rápida, persiste aun a riesgo de generar una guerra cruel que provocará millones de refugiados y desplazados y una cantidad todavía indeterminada de fallecidos y heridos es por completo inaceptable. No solo a nivel legal, moral o político, sino a nivel geopolítico.

13.- Es criminal usar bombas de racimo o termobáricas como ha usado Rusia en Ucrania, tal y como han denunciado múltiples organizaciones. Tal y como aseveran diferentes organizaciones humanitarias, Rusia ha usado bombas de racimo y termobáricas, lo que constituye una violación flagrante de múltiples legislaciones. Un nuevo crimen. Crimen que, en el caso, de bombardear masivamente a los ucranianos resultaría todavía más grave.

14.- Ucrania no es un estado nazi, pero sí existe permisividad con neonazis y extremistas. Es falso que Ucrania sea un estado nazi, pero es innegable que la permisividad existente en el país con los nazis y los neonazis, especialmente en la última década, ha sido absolutamente obsceno. Ni Europa ni Estados Unidos ni la OTAN han tomado medida alguna para erradicar a la extrema derecha de Ucrania, como tampoco se ha tomado en otros países. Pero el problema es que en Ucrania han existido hasta milicias paramilitares ultraderechistas, algo que sería impensable en el resto de Europa –incluso, la BBC reconoce la existencia de estas milicias–. Incluso en España. Por desgracia, de nuevo, no es un episodio aislado. Occidente ha mostrado siempre una alarmante complicidad y comodidad con los nazis, neonazis y ultraderechistas. Baste señalar la presencia de nazis durante la segunda mitad del siglo pasado en América Latina (y en España), la ‘Operación Gladio’ en Europa o cómo en la actualidad se expulsan demócratas en España, como el cabo Santos, firmante de un manifiesto antrifranquista, mientras se protegen todo tipo de ultraderechistas, neonazis incluidos. Ello, con el beneplácito de la OTAN, pues un neonazi dirige la inteligencia de la unidad española encargada de los bombardeos, y de la Unión Europea, a la que se le preguntó por la cuestión en el año 2021.

15.- Vladímir Putin no es Hitler, pero debe ser juzgado por un Tribunal Penal Internacional… como Bush, Blair, Aznar, M. Rajoy, Pedro Sánchez y una incontable cantidad de líderes y políticos occidentales que han cometido múltiples crímenes y han sido responsables de auténticas matanzas, como la cometida por Arabia Saudí y sus aliados en Yemen. Y hay muchos más conflictos que deberían ser juzgados, como Afganistán, Siria, Libia… Pero no existe voluntad alguna, de hecho, lo que sucede es que no hay justicia, hay un bando ganador que pretende juzgador todos los crímenes cometidos por los derrotados sin asumir responsabilidad alguna por los suyos. En este contexto, la Corte Penal Internacional se ha convertido en una herramienta fallida, como la ONU o muchas otras en el mundo. Instituciones, en la mayoría de los casos, completamente desacreditadas.

ANEXO: Los medios de comunicación occidentales han desinformado. Uno de los ejemplos lo encontramos en El País, medio de referencia en España. Este diario ha dado cobertura a mensajes alarmistas e irreales, como que ‘Putin es Hitler’ o ‘pretende conquistar Europa del Este hasta llegar hasta la antigua Alemania Oriental’. Pere VilanovaLluís Bassets o Anne Applebaum lo suscribieron en los primeros días. Incluso, Javier Cercas aprovechó la coyuntura para relacionar Ucrania con Catalunya, una auténtica obsesión para él. Es cierto que entre estos escritos se pueden leer joyas como las escritas por Eliane BrumAna Iris Simón o Máriam Martínez-Bascuñán, curiosamente mujeres, pero la línea dominante en todo momento, casi apabullante, ha sido la versión oficial de la OTAN. Estas columnas solo son pequeñas luces en la inmensidad de la oscuridad informativa del diario y su total falta de imparcialidad y objetividad. De hecho, El País es un diario cuya propiedad en la actualidad la ostentan diferentes poderes económicos, como fondos de inversión norteamericanos. Con todo, lo peor es que el nivel del resto de medios, en general, es todavía más lamentable, lo que deja muy claro el nivel que existe en España.

NOTA: A las 21:19 horas, advertido el error, se ha eliminado al final del primer párrafo «A pesar de ello, Estados Unidos quiere vender 60.000 millones más en armas a Arabia Saudí, cuyo gasto anual en armamento es superior al de Rusia», pues el enlace se refería al año 2010, no a la actualidad. Lamento profundamente el error.