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La macabra (e interminable) relación entre la OTAN y la ultraderecha del Ejército español

Margarita Robles, ministra de Defensa española

El Ejército español está tan atestado de ultraderechistas que, incluso, un inofensivo vídeo promocional —con la OTAN de por medio— termina por convertirse en una prueba de cargo irrefutable sobre su propia naturaleza. Así, cuando la Armada española fue requerida por la OTAN para enviar un vídeo con el que humanizar la labor de sus militares consideró de lo más natural que el protagonista fuera el teniente de navío Juan Chicharro Sánchez-Agustino. Demasiado natural.

El padre de la criatura

Porque resulta que el teniente de navío Juan Chicharro Sánchez-Agustino…

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Las incómodas preguntas sobre la masacre de Bucha que Occidente prefiere no realizar

iMAGEN LIBRE DE DERECHOS DREAMSTIME

El suburbio de Bucha se sitúa al noroeste de Kiev, emparedado entre Irpín, otro suburbio, y Hostomel, la localidad en la que se sitúa el aeropuerto internacional de Antonov. Ocupa poco más de veinticinco kilómetros cuadrados y está habitada por unas treinta mil personas. Un distrito residencial de pequeñas calles rodeadas de viviendas en planta baja ajardinadas y valladas. Pero no es por ello por lo que se la conoce ni por lo que pasará a la historia. Bucha ha dejado de ser un suburbio, y, también, una localidad desconocida, al menos durante algunos años, aunque la mayoría no lo sitúen en el mapa. Bucha es, desde el fin de semana, una masacre.

Antes de cuestionar, quiero y debo aclarar que los autores de la matanza deben pagar por ello, sean quienes sean. Porque, al contrario que la mayoría de los occidentales, soy de los que considera que los derechos humanos no tienen idioma, nacionalidad ni bandera. Ni, por supuesto, estos tienen aplicación en función del lugar o el momento en el que se vulneren ni los intereses que se vean afectados. Por desgracia, como podrán comprobar con las siguientes cuestiones, creo que no es una corriente mayoritaria.

¿Y si Bucha estuviera en otra parte de Ucrania?

La primera pregunta que nos debe inquietar en este caso es qué habría pasado y qué pasaría en el caso de que Bucha estuviera en otra parte de Ucrania. Más allá de lo obvio, que la masacre no habría tenido la misma repercusión en los medios de comunicación occidentales, lo que nos debe alertar en cuanto al silencio en los medios occidentales de lo perpetrado por tropas ucranianas, sobre todo las paramilitares, cabría cuestionarse si se hubiera producido un movimiento internacional para juzgar a Volodímir Zelenski como criminal de guerra.

Si pensamos en lo ocurrido en Odesa, no parece que ello pudiera ser posible. El 2 de mayo de 2014 casi cincuenta personas fueron quemadas vivas en Odesa por ultraderechistas ucranianos sin que los cuerpos policiales ucranianos hicieran nada al respecto. El episodio no conmocionó a Occidente ni requirió de mayor interés mediático que cualquier otro suceso acaecido en cualquier ciudad, pues los quemados eran prorrusos.

Es más, imaginen que esta u otra masacre fuera, en parte o en su totalidad, responsabilidad de Ucrania, ¿habría sanciones internacionales contra Ucrania? Porque en Bucha han sido asesinadas unas trescientas personas, aunque es pronto para saberlo y el número puede aumentar, pero en el Donbás han sido asesinadas miles de personas —las cifras oficiales arrojan un balance de 14.000 muertos—. ¿Por qué los trescientos muertos de Bucha son más impactantes e importantes que los 14.000 fallecidos del Donbás y se exigen unas consecuencias que se omiten para los responsables de los miles de muertos en el Donbás?

¿Y si Bucha estuviera en Yemen o en Somalia?

Obviamente, y nadie que tenga un mínimo de honorabilidad lo cuestionaría, la masacre de Bucha debe tener consecuencias penales para sus autores, sobre todo para dejar claro a todos los actores geopolíticos que la comunidad internacional no permite que semejantes acciones, crueles y atroces, queden impunes, siendo indiferente el lugar y el momento en el que se perpetren. Pero ¿no deberían ser juzgados también los países europeos por su venta de armas a Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos para bombardear Yemen, donde ya han fallecido más de 377.000 personas y los desplazados, enfermos y hambrientos se cuentan por decenas de millones? ¿No deberían ser juzgados los dirigentes sauditas, y sancionados sus países, por sus bombardeos en colegios, hospitales, mercados o autobuses escolares como el que provocó la muerte de casi medio centenar de menores en agosto de 2018 en Yemen? ¿No deberían ser juzgados los norteamericanos por sus bombardeos en Somalia durante los últimos cinco años, algunos contra civiles?

Porque, si bien los aliados norteamericanos en Oriente Próximo han provocado casi cuatrocientas mil muertes en Yemen, un estudio publicado por Airwars asevera que, entre 2001 y 2021, los Estados Unidos asesinaron a más de 22.000 civiles en más de 100.000 ataques aéreos, incluyendo drones. Una cifra que podría llegar a 48.000 personas asesinadas.

Sin embargo, que los norteamericanos hayan dejado casi cincuenta mil cadáveres en las últimas décadas en ataques aéreos; además de los fallecidos en Irak o Afganistán, como mínimo dos millones de forma directa y varios millones más de forma indirecta; y los, ya mencionados, casi cuatrocientos mil fallecidos en Yemen, no parece que sea un crimen para los países occidentales, sus medios de comunicación o sus políticos. Ni mucho menos merece de sanción o reproche alguno. Es más, los países europeos incluso venden las armas necesarias para que se perpetren estas matanzas y los líderes responsables de semejantes atrocidades se pasean orgullosos por el mundo occidental. 

¿Y si Bucha estuviera en Irak o Afganistán?

La ya fallecida Madeleine Albright, secretaria de Estado de los EE. UU. entre 1997 y 2001, aseveró que mereció la pena que fallecieran medio millón de niños en Irak debido a las sanciones norteamericanas contra el país. Fue en 1996, cuando la periodista Lesley Stahl le cuestionó a Albright por ello: “Hemos escuchado que medio millón de niños han muerto, más de los que murieron en Hiroshima. ¿Merece la pena pagar este precio?”. Su respuesta fue nítida: “Creo que es una elección muy difícil, pero, creemos que merece la pena pagar”. Los casi quince años de embargo a Irak acabaron con la vida de 1,7 millones de iraquíes, incluyendo a niños, ancianos y mujeres.

Sin embargo, no solo no falleció estigmatizada, sino todo lo contrario, fue glorificada en todo momento. Valga como ejemplo el tuit que le dedicó el actual presidente español, Pedro Sánchez, el pasado 23 de marzo:

“Gran tristeza por el fallecimiento de Madeleine Albright. Primera mujer Secretaria de Estado de los EE.UU. e incansable defensora de la democracia. Dedicó gran parte de su vida a transmitir su inmenso conocimiento a las generaciones más jóvenes. Un sentido abrazo a su familia”.

¿Y si Bucha estuviera en Serbia?

Pero ni Madaleine Albright ni Irak son las únicas manchas que salpican a Occidente. El actual presidente norteamericano, Joe Biden, apoyó lo bombardeos de la OTAN en Serbia entre el 24 de marzo y el 10 de junio de 1999, los cuales dejaron 2.500 fallecidos —5.700 según fuentes serbias—, incluyendo 89 niños, y 12.500 heridos. Fueron unos bombardeos perpetrados con alevosía, pues acontecieron, como más tarde se supo, tras una tramposa propuesta occidental de paz. Tal fue su responsabilidad en los bombardeos que, en el año 2020, cuando se estaban dirimiendo el resultado electoral en Estados Unidos, Aleksander Vucic, presidente de Serbia, declaró que sus “relaciones personales son mejores con Biden que con Trump, pero sería más fácil con Trump, ya que no participó en el bombardeo de Serbia”. 

De hecho, la criminal participación de Joe Biden en los bombardeos de Serbia es algo más que un secreto a voces. En un vídeo recientemente difundido en las redes sociales, un Joe Biden mucho más joven afirma que “en aquel entonces sugerí bombardear Belgrado. Sugerí enviar pilotos estadounidenses y hacer explotar los puentes sobre el río Drina. Sugerí privarlos de sus reservas de petróleo”.

¿Por qué los asesinados en Bucha son más importantes que otros atroces crímenes cometidos en otros momentos y lugares?

¿Por qué todos esos millones de personas cruelmente asesinadas no tienen la misma atención mediática que los asesinados en Bucha? ¿Por qué los autores de semejantes masacres y sus países no son también criminalizados, perseguidos y sancionados?

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Guerra de Ucrania: Basta ya de mentiras, medias verdades y desinformación

El engaño de hoy será el lamento de mañana. Por ello, no solo hay que describir lo que está sucediendo desde múltiples puntos de vista, sino que también es necesario intentar alcanzar las razones por las que acontece. No es sencillo y, seguramente, no lo consiga debido a las múltiples limitaciones que poseo, pero es lo que he intentado hacer. Este es el resultado en quince puntos. No es una lectura cómoda ni corta, pero creo que necesaria.

1.- Ni Estados Unidos ni Europa están en contra de la guerra. Sin duda, este es el mayor embuste de todos, pues el ‘No a la guerra’ realmente es ‘No a la guerra de Ucrania’. Pruebas de ello, tanto presentes como pasadas, hay en todo el planeta: Yemen, Palestina, Siria, Irak, Afganistán, Sahel, Libia, Argelia… De hecho, la mayoría de las armas vendidas a Arabia Saudí para la matanza de Yemen, por no decir todas, han provenido de países de la OTAN, destacando muy especialmente España, más de 1.300 millones de euros desde que comenzó el conflicto (al menos 932 millones hasta 2017; 270 millones entre 2018 y 2019; y 103,4 millones de euros entre 2020 y 2021, el primer semestre), que con las corbetas se convertirán en más de 3.300 millones de euros. La OTAN, y España, no solo han armado al agresor, sino que se han lucrado hasta límites absolutamente obscenos. En Yemen han perecido, según la ONU, más de 377.000 personas, de ellas, más de 120.000 niños menores de 5 años. Como los cuarenta que fueron aniquilados en un autobús escolar. La coalición aliada de la OTAN ha bombardeado colegios, hospitales o mercados.

2.- Europa exhibe un comportamiento supremacista y racista con respecto a los refugiados. La Unión Europea ha decidido que solo protegerá a los refugiados ucranianos de la guerra de Ucrania, por lo que una mujer, un anciano o un niño que se refugie de la guerra de Ucrania pero no sea ucraniano quedará excluido. Por si no fuera suficientemente obsceno desamparar a refugiados de la guerra de Ucrania por el hecho de no ser ucranianos, lo cierto es que a los refugiados sirios se les vendió por entre 3.000 y 6.000 millones de euros a Turquía y en España u otras partes de Europa se apalean a migrantes que intentan cruzar la frontera y se les devuelve vulnerando los derechos. Incluso en las fronteras de Polonia y Lituania con Bielorrusia, recientemente se apalearon migrantes. Muchos de ellos provenientes de guerras de la OTAN, como Irak o Afganistán.

3.- Europa está sometida a Estados Unidos, no es independiente. Los propios líderes europeos han expresado en múltiples ocasiones que deben tomar el control de la política exterior (Emmanuel Macron, por ejemplo). Además, existen miles de militares y decenas de bases norteamericanas en Europa. Ningún ente, nacional o supranacional, puede ser soberano si no controla su política exterior, carece de ejército propio o sus fuerzas militares están subordinadas militarmente a otro país y tiene en su propio territorio bases y militares extranjeros (solo en Alemania, más de 30.000 militares norteamericanos). Solo el engaño mediático impide que muchos europeos comprendan realmente su estado de sumisión a Estados Unido. Tal es el estado de sumisión europeo que en la reciente crisis fue Estados Unidos y no Europa quien dialogó con Rusia.

4.- La OTAN es una organización militar que instala bases militares y armas. Por lo tanto, es comprensible que Rusia se sienta amenazada por la expansión de la OTAN. Tal es la situación, que el actual jefe de la CIA, William J. Burns, aseveró en los años noventa que “la hostilidad hacia la temprana expansión de la OTAN se siente casi universalmente en todo el espectro político interno aquí [en Rusia]”. En 1997, medio centenar de expertos en geopolítica firmaron una carta en la que aseveraron que «Creemos que el actual esfuerzo liderado por Estados Unidos para expandir la OTAN… es un error político de proporciones históricas» que «perturbará la estabilidad europea». Esta información tiene poco de sospechosa, pues lo ha explicado Ronald Suny, profesor de Historia y Ciencias Políticas de la Universidad de Michigan en la BBC.

5.- En la primera fase, la muerte de civiles en la guerra de Ucrania benefició en múltiples términos a Europa, Estados Unidos y la OTAN. Es cruel, es duro, pero es la realidad geopolítica. Cada muerto en la guerra de Ucrania, al menos en los primeros días, sobre todo los civiles, beneficiaron a Occidente. Es por ello por lo que Rusia extremó en la medida de sus posibilidades el bombardeo de civiles, incluso avisando con antelación de sus objetivos. Los muertos en Ucrania fueron una losa geopolítica, pero también política, para Rusia, dado que, cuanto mayor sea la cifra, mayor será el desgaste internacional, pero también el desgaste interno. Desde Occidente se asevera que han fallecido más de 10.000 rusos en lo que va de guerra, de ser así, será un golpe terrible para Rusia. Y de continuar un desgaste semejante, el gobierno ruso podría encontrarse en serios problemas. Sin embargo, en los últimos días, la situación podría haber tornado o podría hacerlo en una fase posterior, ya que Rusia podría optar por el bombardeo de civiles masivos para rebajar la moral ucraniana y desgastar a la población. Esta es una situación que está por ver, pero hay múltiples medios que llevan días denunciando esta práctica. El problema, en este caso, radica en la baja fiabilidad de los medios de comunicación y las informaciones oficiales ucranianas. No es lo mismo bombardear de forma indiscriminada que cometer errores y, tristemente, ello es algo que muchos pueden llegar a descubrir. De ocurrir, no solo estaríamos ante un crimen de guerra y un acto brutal e injustificado, también ante un episodio infame.

6.- El escenario más beneficioso para la OTAN es un conflicto estancado temporalmente. De nuevo, nos encontramos con una aseveración perversa, pero este es el escenario preferido a nivel geopolítico. De hecho, ya en fechas anteriores a la guerra varios medios insinuaron que Ucrania se podría convertir en el ‘Afganistán’ del siglo XXI. Incluso, hoy mismo, en El País juguetean con la idea. Pero ello solo es posible en un conflicto estancado, en el caso de ser conquistada militarmente, el pueblo ucraniano, a priori, no debería comportarse como el afgano. Primero, por la proximidad en múltiples sentidos, lo que facilitaría su asimilación; y, segundo, porque carecen de la experiencia afgana, un país que lleva décadas en guerra.

7- Europa podría parar la guerra, pero no lo hace porque ello supondría un esfuerzo económico que no está dispuesto a asumir y que afectaría de forma más considerable a las élites europeas. Tal y como sostienen expertos en la BBC, si hay una medida que podría terminar con la guerra en Ucrania esa es el corte del gas ruso, pero ello provocaría un escenario inflacionista cuyo mayor impacto debería ser asumido por las élites europeas, pues la ya de por sí existente inflación haría insostenible que tal golpe fuera asumido por los estratos bajos y medios europeos. Además, provocaría que los países más ricos debieran financiar a los más pobres. Ni los europeos más adinerados ni los países más ricos están dispuestos a ello. Eso es lo que les importa la guerra de Ucrania y los ucranianos.

8- Occidente está engañando a los europeos para fortalecer la OTAN y aumentar el gasto militar.Europa gasta 198.000 millones de euros al año, casi cuatro veces más que Rusia, que gasta 51.200 millones de euros, y tiene entre 400.000 y 500.000 militares más que Rusia. Por lo tanto, ni necesita más gasto militar ni necesita más militares, sin embargo, los políticos occidentales están aprovechando la guerra para aumentar el gasto militar a costa del gasto social (en tres años, solo el gasto militar de Alemania será casi un 50 % más que Rusia). Por el contrario, la solución real para pacificar Europa pasa por la independencia de Europa, la creación de una asociación paneuropea, incluyendo un ejército europeo y el restablecimiento de relaciones con Rusia. Ello no quiere decir convertirse en un felpudo de Rusia, sino dejar de ser el ariete de Estados Unidos. Y si se prefiere seguir dependiendo de Estados Unidos, existen alternativas energéticas para dejar de depender de Rusia, como las bombas de calor o las energías renovables. Alternativa que fortalece a Europa, aunque por sí mismas no resuelven la cuestión esencial del conflicto. 

9- Occidente está aprovechando la guerra para aumentar la censura y emprender una caza de brujas. Cerrar medios de comunicación, tal y como se señala en un medio como RTVE, no es combatir la desinformación, es censurar. La desinformación se combate con información veraz e independiente, algo que, como vemos, escasea, y mucho, en los medios occidentales, los españoles incluidos. Esta circunstancia, que ya se vivió en Estados Unidos tras el 11S, no va a traer nada bueno a Europa.

10.- Antes o después la guerra, los ucranianos dejarán de importar en términos mediáticos y Ucrania se convertirá en un estorbo geopolítico. Esta es una aseveración basada en mi propia experiencia y la información existente en lo que he leído y analizado. Los medios de comunicación necesitan estímulos nuevos, y la guerra en Ucrania hoy es el mayor estímulo existente, pero, antes o después, la gente comenzará a cansarse del tema y ello provocará que los medios rebajen su atención y, poco a poco, marginen lo que sucede en Ucrania. Un día, antes de lo que muchos piensan, Ucrania será un reporte sin relevancia en los medios. Incluso desaparecerá. Desde el punto de vista geopolítico, Ucrania se convertirá en un estorbo, porque lo cierto es que solo es un producto de ‘usar y tirar’. Ciertamente, solo hace falta haber leído libros de historia para comprobarlo. De hecho, con el paso del tiempo y en función de futuros acontecimientos, puede que ni siquiera ocupe más atención para historiadores o analistas de lo que ocupan otros conflictos.

11.- Europa no hizo todo lo posible por alcanzar la paz. No forzó a Ucrania a cumplir los acuerdos de Minsk y permitió que gran parte de la ciudadanía rusa de Ucrania, más de ocho millones de personas, sufriera todo tipo de violaciones. Literalmente, como el resto de Occidente, se olvidó de una guerra que no comenzó hace unos días, sino hace ocho años. Tampoco llegó a un entendimiento respecto de la seguridad europea ni comprendió la magnitud de lo que podría suceder: realmente la neutralidad de Ucrania no merece todo lo que está sucediendo y lo que queda por suceder. Creo que muchos no son conscientes. Haber cedido en la neutralidad de Ucrania habría sido lo más razonable y si hubiera habido más demandas, ello sería diferente. Eso no quiere decir ni mucho menos que se haya producido un genocidio en el Donbass, lo que hoy parece falso, pero la población de origen ruso ha sido duramente presionada en estos años, lo que ha dejado más de 14.000 fallecidos en estos años. No es una cifra para tomarla a la ligera. A pesar de ello, ni Europa ni los medios de comunicación han hecho nada por esta población ni por este problema.

12.- Rusia ha cometido un crimen invadiendo Ucrania. Sin duda, la invasión rusa de Ucrania es un crimen que no debe pasarse por alto. No solo por lo que ha supuesto, sino por cómo se ha realizado. Una intervención que, incluso en términos geopolíticos, puede llegar a constituir un error fatal, aunque para ello es necesario tener paciencia, pues los tiempos geopolíticos no son los humanos. Geopolíticamente, una anexión del Donbass o incluso del sur y el este de Ucrania, siempre que ello se hubiera realizado de forma rápida e indolora, podría haber sido relativamente aceptable, pero una invasión en toda regla que, incluso fracasada la operación rápida, persiste aun a riesgo de generar una guerra cruel que provocará millones de refugiados y desplazados y una cantidad todavía indeterminada de fallecidos y heridos es por completo inaceptable. No solo a nivel legal, moral o político, sino a nivel geopolítico.

13.- Es criminal usar bombas de racimo o termobáricas como ha usado Rusia en Ucrania, tal y como han denunciado múltiples organizaciones. Tal y como aseveran diferentes organizaciones humanitarias, Rusia ha usado bombas de racimo y termobáricas, lo que constituye una violación flagrante de múltiples legislaciones. Un nuevo crimen. Crimen que, en el caso, de bombardear masivamente a los ucranianos resultaría todavía más grave.

14.- Ucrania no es un estado nazi, pero sí existe permisividad con neonazis y extremistas. Es falso que Ucrania sea un estado nazi, pero es innegable que la permisividad existente en el país con los nazis y los neonazis, especialmente en la última década, ha sido absolutamente obsceno. Ni Europa ni Estados Unidos ni la OTAN han tomado medida alguna para erradicar a la extrema derecha de Ucrania, como tampoco se ha tomado en otros países. Pero el problema es que en Ucrania han existido hasta milicias paramilitares ultraderechistas, algo que sería impensable en el resto de Europa –incluso, la BBC reconoce la existencia de estas milicias–. Incluso en España. Por desgracia, de nuevo, no es un episodio aislado. Occidente ha mostrado siempre una alarmante complicidad y comodidad con los nazis, neonazis y ultraderechistas. Baste señalar la presencia de nazis durante la segunda mitad del siglo pasado en América Latina (y en España), la ‘Operación Gladio’ en Europa o cómo en la actualidad se expulsan demócratas en España, como el cabo Santos, firmante de un manifiesto antrifranquista, mientras se protegen todo tipo de ultraderechistas, neonazis incluidos. Ello, con el beneplácito de la OTAN, pues un neonazi dirige la inteligencia de la unidad española encargada de los bombardeos, y de la Unión Europea, a la que se le preguntó por la cuestión en el año 2021.

15.- Vladímir Putin no es Hitler, pero debe ser juzgado por un Tribunal Penal Internacional… como Bush, Blair, Aznar, M. Rajoy, Pedro Sánchez y una incontable cantidad de líderes y políticos occidentales que han cometido múltiples crímenes y han sido responsables de auténticas matanzas, como la cometida por Arabia Saudí y sus aliados en Yemen. Y hay muchos más conflictos que deberían ser juzgados, como Afganistán, Siria, Libia… Pero no existe voluntad alguna, de hecho, lo que sucede es que no hay justicia, hay un bando ganador que pretende juzgador todos los crímenes cometidos por los derrotados sin asumir responsabilidad alguna por los suyos. En este contexto, la Corte Penal Internacional se ha convertido en una herramienta fallida, como la ONU o muchas otras en el mundo. Instituciones, en la mayoría de los casos, completamente desacreditadas.

ANEXO: Los medios de comunicación occidentales han desinformado. Uno de los ejemplos lo encontramos en El País, medio de referencia en España. Este diario ha dado cobertura a mensajes alarmistas e irreales, como que ‘Putin es Hitler’ o ‘pretende conquistar Europa del Este hasta llegar hasta la antigua Alemania Oriental’. Pere VilanovaLluís Bassets o Anne Applebaum lo suscribieron en los primeros días. Incluso, Javier Cercas aprovechó la coyuntura para relacionar Ucrania con Catalunya, una auténtica obsesión para él. Es cierto que entre estos escritos se pueden leer joyas como las escritas por Eliane BrumAna Iris Simón o Máriam Martínez-Bascuñán, curiosamente mujeres, pero la línea dominante en todo momento, casi apabullante, ha sido la versión oficial de la OTAN. Estas columnas solo son pequeñas luces en la inmensidad de la oscuridad informativa del diario y su total falta de imparcialidad y objetividad. De hecho, El País es un diario cuya propiedad en la actualidad la ostentan diferentes poderes económicos, como fondos de inversión norteamericanos. Con todo, lo peor es que el nivel del resto de medios, en general, es todavía más lamentable, lo que deja muy claro el nivel que existe en España.

NOTA: A las 21:19 horas, advertido el error, se ha eliminado al final del primer párrafo «A pesar de ello, Estados Unidos quiere vender 60.000 millones más en armas a Arabia Saudí, cuyo gasto anual en armamento es superior al de Rusia», pues el enlace se refería al año 2010, no a la actualidad. Lamento profundamente el error.

Franco no fue un valeroso comandante, fue un sanguinario y brutal militar

En una reciente entrevista, Arturo Pérez-Reverte ha afirmado que “es terrible la tendencia española de no reconocer al adversario ninguna virtud y al amigo ningún defecto. Franco fue un valeroso comandante de la legión y un siniestro dictador”. Como si aquellos que no reconocieran el valor del ‘Comandante Franco’ carecieran de generosidad.

No es en ningún caso un discurso nuevo, pues disociar la figura de Franco como si fuera posible juzgar su carrera militar de forma independiente del resto de sus actuaciones es una de las tradicionales estrategias dentro del mundo militar, muy escorado a la ultraderecha, y también de la propia ultraderecha, para justificar su apología. Es más, se trata de una argumentación muy utilizada incluso en los espacios más moderados del Régimen, como en los sectores liberales o socialistas, que se amparan en esta disociación para justificar, tolerar o amparar el franquismo y sus reiteradas exaltaciones. He ahí la famosa frase de Margarita Robles sobre la Legión, que, según ella, “representa lo mejor de la historia de España”.

En este caso, además, Arturo Pérez-Reverte no solo disocia la figura de Franco, sino que también hace lo propio con la de la Legión, como si el pasado colonialista y fascista de esta tétrica unidad militar, su marcada brutalidad, las masacres, las torturas, las violaciones o las mutilaciones perpetradas pudieran quedar desligadas de aquellas otras acciones elogiables.

Sin embargo, hay que resaltar dos cuestiones. En primer lugar, si tuviéramos que juzgar a Franco como comandante, lo cierto es que se trató de un comandante militar en un nivel muy inferior al de muchos otros que existieron en la historia militar española, por lo que no estaría justificado que fuera recordado por ello. De hecho, de no haber sido dictador, de haber perecido en mitad de los años veinte, nadie le recordaría hoy. Y es que Franco como comandante fue, a pesar de su brutalidad, insignificante en la extensa historia de España. En segundo lugar, la disociación de Franco entre dictador malo y militar bueno supone el mejor salvavidas y el mayor combustible para los nostálgicos franquistas, aquellos que le consideran como el salvador de España.

Es por esta última cuestión por la que este tipo de disociaciones no se toleran en otros países más avanzados, en los que semejantes apologías se persiguen con dureza. Pensemos lo que ocurriría en Alemania si se resaltaran en los medios de comunicación las virtudes militares de Adolf Hitler durante la primera Guerra Mundial, el papel de padre de Joseph Goebbels, los exquisitos modales de Adolf Eichmann o los logros militares de unidades nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

No sería solo una barbaridad, sería hasta delictivo y tiene su razón de ser que también lo fuera en España, sobre todo porque la carrera militar de Franco anterior al golpe carece de logros realmente significativos como para merecer recuerdo alguno. Y de su paso, directo o indirecto, por la Legión, ¿de qué Legión fue Franco un valeroso comandante, de la que cortaba y exhibía cabezas en el Rif en sus inicios, de la que cortaba orejas de sindicalistas en Asturias y las ensartaba como si fueran collares en 1934 o de la que inundó de sangre y cadáveres las calles de Badajoz en 1936 hasta conseguir que corresponsales de guerra, como lo fue el propio Arturo, vomitaran?

La triste realidad, la que de verdad debería ser reseñada, es que Franco fue el sanguinario y brutal ‘comandante’ de una horda de salvajes que asesinó, torturó, mutiló, violó y masacró a civiles indefensos de forma organizada e intencionadamente promovida, en muchas ocasiones mujeres, ancianos o niños. Un ‘comandante’ cuya mayor victoria militar la obtuvo sobre su propio pueblo gracias a un terror pocas veces conocido hasta entonces y al que no se le conoce mayor logro fuera de la Península que el de haber comandado una unidad que cortaba y exhibía las cabezas de sus enemigos en los mismos años en los que sus compañeros perpetraban los primeros bombardeos químicos. Un ‘comandante’, en defitnitiva, que fracasó en su intento de golpe de Estado hasta el punto de terminar en una sangrienta confrontación que, solo ayudado por los nazis y los fascistas, pudo vencer tras varios años, cientos de miles de muertos y un país destrozado. Y solo fue el principio, después llegaría la represión.

Ciertamente, guste o no guste, Franco no solo fue un siniestro dictador, sino que también fue un siniestro comandante de una siniestra unidad militar denominada la Legión, tristemente conocida y admirada a día de hoy por la mayoría de los españoles gracias al desconocimiento generalizado de su propia historia. Un desconocimiento en el que la disociación, tan generosa con los fascistas y ultraderechistas como paupérrima con la mayoría, tiene mucho que ver.

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El acoso del Estado español: tercera denuncia judicial rechazada, esta vez de Margarita Robles en persona

El 1 de julio de 2019 se publica una noticia en la que se denuncia que la alimentación de la UME mientras estuvieron apagando incendios fue deficiente, además de permanecer hasta 16 horas sin agua. Además, se informó que la UME había gastado en raciones de aprovisionamiento especiales para militares de la UME por valor de 640.000 euros.

Ello, para los que conocemos el mundo militar, sabemos que no es ni mucho menos infrecuente, de hecho, en los últimos años se han producido múltiples denuncias al respecto y se han producido no pocos escándalos relacionados con la alimentación de los militares.

Tras ello, varios partidos políticos protestaron y la noticia alcanzó relevancia mediática.

Tres días después, el 4 de julio, publiqué un tuit a las 12:40 horas en el que consideré que dar de comer un sándwich con cuatro lonchas de chorizo a militares cuando se han gastado 640.000 euros en raciones y dejarles sin agua durante 16 horas suposo una negligencia, una corruptela, una golfería o todo junto. ¿Acaso no lo parece? Y responsabilicé al jefe de la UME, ¿a quién si no? ¿Al jardinero?

Ese mismo día:

  1. Margarita Robles y el teniente general de la UME fueron informados sobre mi tuit por sus respectivos gabinetes. Dos de los gabinetes militares más importantes del Ejército español informando sobre un tuit.
  2. La ministra Margarita Robles, que no había llamado durante tres días al jefe de la UME por el escándalo de la deficiente alimentación de los militares, llamó al teniente general de la UME para informarle personalmente de mi tuit.
  3. Después, la misma ministra, ese mismo día, me denunció en persona.

Un tuit que, merece la pena contextualizar, tan solo obtiene setecientos u ochocientos retuiteos cuando la mala alimentación de los militares de la UME genera múltiples noticias en medios y agencias, varias protestas públicas de partidos políticos, preguntas parlamentarias e incluso tiene espacio en programas de radio y televisión. Por lo tanto, la ministra de Defensa y el jefe de la UME, y sus respectivos gabinetes, ocuparon una parte considerable del día 4 de julio de 2019 a un tuit que ni siquiera puede considerarse como viral, máxime por tratarse de un asunto que generó enorme ruido mediático.

Si a ello le sumamos que el teniente general de la UME, supuesto afectado por el tuit, no se personó en el caso hasta después de la apertura del juicio oral, la verdad es que parece más un ajuste de cuentas de la ministra de Defensa con un crítico que una denuncia de ofensa al honor.

Tercera denuncia rechazada, segunda de una ministra de Defensa

Deberíamos, además, añadir que la ministra de Defensa es magistrada de gran experiencia, por lo que, o bien carece de los suficientes conocimientos para saber que la denuncia tenía escaso recorrido judicial o bien le sobra conocimiento al respecto. Y la verdad, no sé qué resulta más preocupante, si saber que tenemos como ministra de Defensa a una magistrada de escasos conocimientos jurídicos o si nos encontramos ante una ministra que dedica sus esfuerzos, los de Defensa y los de la Fiscalía a monitorizar y a perseguir a uno de los pocos críticos existentes. Ello, además, con total desprecio por la Justicia, las finanzas públicas o el colapso judicial actual.

Pero si también añadimos que no se trata de la primera denuncia de una ministra, sino la segunda, porque María Dolores de Cospedal también me denunció, en esta ocasión por una opinión en un diario al respecto de la muerte de siete militares en dos siniestros aéreos, la situación se torna alarmante. Cospedal, que es Abogado del Estado, con lo que algún conocimiento se le presupone al respecto, también me denunció sin éxito. Como tampoco fructificó la denuncia interpuesta por la Guardia Civil por una viñeta satírica en la revista El Jueves en la que denunciábamos la alta tasa de suicidios en la Benemérita.

Desgraciadamente para los ciudanos, tanto la Guardia Civil como las dos últimas ministras de Defensa me denunciaron utilizando a la Fiscalía General, es decir a costa de los ciudadanos. Y a costa de los ciudadanos las tres denuncias quedaron archivadas.

Más increíble resulta que haya militares que se juegan la vida en pésimas condiciones o que fallecen en siniestros terribles que podrían evitarse –de los siete militares que fallecieron cuatro lo hicieron en un primer siniestro y tres, incluido uno de los supervivientes del primer siniestro, en el segundo–; o que haya guardiaciviles que se suicidan en tasas muy superiores a las que se dan en la sociedad; pero el único perseguido judicialmente e investigado por ello haya sido yo: por un tuit, por una opinión y por una viñeta.

Diría, la verdad, que no creo que en Europa se encuentre otra persona que haya sido denunciado por las dos últimas ministras de Defensa de su país y por un cuerpo armado policial y una asociación de oficiales de este y haya ganado en todas las ocasiones.

Sin embargo, lo triste, y quizás el motivo que subyace en este tipo de temerarias denuncias, se encuentra en que aun ganando, pierdo: el coste del abogado durante el proceso no lo tiene que pagar la otra parte, el cierre de las denuncias no genera coste alguno a las ministras o a la Guardia Civil y la campaña de desprestigio sufrida en su momento fue bestial. El comunicado en el que se afirmaba que había sido denunciado fue publicado en prácticamente todos los medios españoles y fue difundido por las agencias. Por ello, la mayoría, hoy, solo sabe que he sido denunciado e incluso creerá que he sido condenado porque muy pocos medios han publicado mi absolución. Y esta es la función de este tipo de estrategias legales del Estado español: asfixiarme económica, desgastarme y desprestigiarme. Ello, mientras los muertos se siguen acumulando y el maltrato a los militares o los guardias civiles no cesa.

Esta estrategia estatal orquestada de persecución a un alertador de corrupción, un crítico que ha destapado no pocos escándalos –incluyendo el último chat en el que se hablaba sobre fusilar a 26 millones de españoles–, no puede quedar aquí. Y no quedará.

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