Margarita Robles podría estar maniobrando para alargar el tiempo máximo de un año que el exJEMAD Villarroya podría permanecer en Washington.
Según información publicada en el día de hoy, Margarita Robles ha maniobrado forzando la legislación para ampliar el destino dorado, a razón de 20.000 euros, con el que castigó severamente el indecente comportamiento del antiguo JEMAD, Miguel Ángel Villarroya, al saltarse los protocolos de vacunación para inocularse la primera dosis cuando no le correspondía, además de ordenar ser vacunado el primero. Ello mientras decenas de personas morían diariamente por la pandemia.
Aunque inicialmente la ministra de Defensa intentó aguantar el chaparrón –se limitó a pedir un informe–, el aumento de las voces críticas y una hábil maniobra de su archienemigo Marlaska –el ministro del Interior forzó la dimisión de los guardias civiles destinados en el EMAD que se hubieran vacunado–, obligó a Robles a dejar caer al entonces JEMAD.
Consumado el cese en forma de dimisión, la ministra de Defensa no tuvo inconveniente en destinar al exJEMAD Villarroya a Washington, donde desempeña funciones de agregado militar a razón de más de 250.000 euros anuales. Una recompensa que, debido a la edad, no podría disfrutar durante más de un año. Pero eso era en la teoría porque en la práctica Margarita Robles sabe bien cómo forzar la legislación. Hecha la ley, hecha la trampa, que se diría.
Así, según lo publicado, Miguel Ángel Villarroya seguirá formando parte de la Asamblea de la Real y Militar Orden de San Hermengildo, aunque participe de las reuniones con algo más que un océano de distancia, lo que le permitirá permanecer en Washington los próximos tres años y alargar su retiro hasta seis años más. Y seguir cobran más de un cuarto de millón de euros anuales.
Habida cuenta de lo generoso del nuevo destino del exJEMAD y de las maniobras de Margarita Robles “retorciendo” la ley, tal y como señala el medio, se abren una serie de interrogantes al respecto de la vacunación indebida de Villarroya. Porque tanto parabién con lo infame debe alarmar, ya que de ser cierto que Margarita Robles no era conocedora de la vacunación que se producía en el EMAD, tal y como ella misma aseveró públicamente, solo nos queda pensar que comparte tan indecente como egoísta comportamiento. Porque la otra opción posible solo se puede encontrar en una recompensa por el preciado silencio del ex alto mando militar.
Sea como fuere, el nuevo destino de Villarroya constituye un episodio tan indecoroso que solo cabe preguntarse si Margarita Robles ha comprado el silencio del exJEMAD o tiene por costumbre recompensar la indecencia. Alguno podrá pensar que la duda ofende, pero lo que realmente ofende es que no se haya emprendido investigación alguna para cesar y sancionar al resto de altos mandos vacuandos y que el antiguo JEMAD disfrute en Washington de 20.000 euros mensuales.