Cuando España todavía se encontraba en shock por la revelación –el 29 de noviembre en mi perfil de Twitter– de una conversación de militares retirados en WhatsApp en la que se chateaba abiertamente con tonos ultraderechistas sobre fusilar a 26 millones de españoles, la idoneidad o no de perpetrar un golpe de Estado –que no sería bien visto– o los deseos de los participantes de tener a Margarita Robles como presidenta del Gobierno, tres nuevos escándalos ultraderechistas, esta vez de militares en activo, han reactivado el debate.